10 de octubre de 2008

La venda del presente

El hombre atraviesa el presente con los ojos vendados. Sólo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo.

Y después, cuando le quitan la venda de los ojos, puede mirar el pasado y comprobar qué es lo que ha vivido y cuál era su sentido.


Milan Kundera ya lo sabía. Me lo había advertido antes de que llegara este momento. Pero yo no le hice caso. Quien me regaló ese libro me lo había subrayado con lápiz-flojito, muy flojito, como habla ella-, y yo tampoco le hice caso.

Y hoy, que me agarrro a un clavo ardiendo, que cualquier lucecita verde me vale para darle la mano y dejarme guíar en el camino que empiezo... Hoy sí lo veo claro. Antes no. Antes me dediqué a crear un blog a y literaturizar la idea de que se acababan mis años en la universidad, de que empezaba el futuro,el mañana que había soñado tantas veces...


Yo quería ser periodista y aquí estoy, dándome los últimos retoques, cerquita de la meta, con los últimos detalles. No hay tiempo para echarse atrás, adelante, mañana o en junio me darán una patada y aterrizaré en la vida.


A escribir cosas como esas, a despedirme con poemas, con fotografías en blanco y negro, a dedicar el "adiós pero conmigo" de Neruda más bonito del mundo, pero con los ojos vendados.
Y ahora recién aflojado el nudo de la venda del pasado, me aprietan fuerte el de la venda del presente.

Mi presente a ciegas empezó hace apenas unos días, y no me canso de buscar a tientas mi sitio. Ser recién titulado en plena crisis global puede ser el sueño de toda una vida, un poco pasado por agua, pero sólo un poco. Sin pesimismo y con ganas, con todas las ganas del mundo. Con los nudillos preparados para llamar a todas las puertas, comienzo esta nueva etapa. Con literatura, con más literatura , para que no se me olvide nunca de donde vengo.


Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
Luis Cernuda.

2 de marzo de 2008

Los periodistas también cantan




Estoy bien. Estoy mejor de lo que esperaban. Pero de vez en cuando me salta una chispa y se me languidecen los ojos.

Y entonces, siempre aparece algo. Cada vez una cosa distinta pero lo cierto es que no pasan horas de languidez, no me da tiempo, siempre aparece algo. Como no le encuentro explicación vamos a decir que hay un hada que se enfada cuando me pongo triste.
El caso es que un día, con ganas de poco...con ganas de nada, con ganas de no tener ganas...un día de esos -pocos-, suena el teléfono.

Y de pronto, un desconocido muy conocido te devuelve la carcajada como si el hada lo hubiese puesto ahí. Y dice una cosa, y después otra, y se te va resucitando la alegría. Y también como si el hada me hubiese escuchado decir “yo necesito que me canten al oido al más puro estilo Capitán Veneno”, el desconocido muy conocido se arranca por bulerías y se te ponen los pelos de punta...
Y por si el desconocido no tuviese hada o por si su hada estuviese despitada, yo le regalo esta entrada para que sepa que no se me va a olvidar.
Gracias Migue


Para que conste que me acuerdo :


27 de enero de 2008

Azúcar de caña

O se tiene o no se tiene. Y ella lo tiene. Ha nacido para eso. Está entrenada para endulzar, lo hace con las palabras, con la (son)risa, con la forma de mover sus manos, de mover sus rizos... Se puede decir que está titulada.

Yo sé que se ha sometido a todo un proceso de formación. Desde que vió la luz de este mundo, vino a parar a una casa con una sóla alumna. Una casita lejos de Triana pero muy agradable de visitar, donde se ha amamantado de lo mejor.
Luego vino todo lo demás, que nos poco, pero yo sé -desde que la vi y antes de verlos a ellos- que esa casita es como es. Lo sé porque se parece a la mía y porque mi padre también me mira entusiasmado cuando hablo, - como mira mi abuelo el sorteo de la lotería -como te miran a ti. Como si cada palabra tuya, bastara para sanarlos.

Yo no sé en qué romántica idea anda ahora que la une al color amarillo. Pero lo cierto es que yo siempre me la imagino ámbar. Me imagino que vivió en los sesenta y que anda en Francia por ideas políticas, que en junio llegará la amnistía -y muchos descansaremos, no ella-, que se queda esta primavera para vivir el mayo francés . Me imagino que su coche es casi ranchera y que siempre viajamos cuando el sol va cayendo porque así queda mejor con la música que lleva. Que Aute, Serrat y los Beatles son contemporáneos y vamos a un recital de Raimond con ponchos de lana y melenas largas. Y no pude evitar imaginármela cuando me reencontré con Moustaki y Le Meteque, cuando encontré su canción en Aznavour (Avec ton sourire au coin de tes lèvres).Por eso me la imagino ámbar, porque es un color cálido, y porque ha nacido para endulzarnos.

Feliz cumpleaños azúcar de caña.

13 de enero de 2008

Era mi poeta vivo



Era mi poeta vivo. De todos mis poetas, sólo él respiraba los aires de mi contemporaneidad. Antes, mucho antes de que yo empezara a leer, de que yo pensara nacer, habían muerto todos los demás.Ángel González seguía en pie y yo había pensado que no se iría hasta que yo me lo encontrara en un recital. El poeta de la sencillez y el estilo libre ya no vive aquí, el maestro del verso comprometido se ha mudado a otras tierras. Sin elegías -como él lo hubiera hecho- lo recuerdo hoy.

Lo ideal en estos casos
sería morirse de muerte natural
hacer un gesto agrio
estirarse definitivamente
y marchar con cuidado para que nadie pueda darse por ofendido

Pero ello no es posible sin contar con Dios padre
- y los restantes-.
Por eso
-frío en la calle, tedio en los que pasan-
permanezco en mi sitio, y vivo
-corazón asediado por el llanto-
mi hora la terrible: la que aún no ha sonado.

Así se dedicó unos versos. En plena crisis personal, González, hablaba del hastío, de la España del silencio, la caduca, la que agonizaba. Y Aunque nunca nos encontramos en ningún recital, y nunca pude entrevistarlo, y nunca asistí a su 100 cumpleaños en una rueda de prensa. Me hizo un regalo. A nosotros, los jóvenes nos regaló un discurso:

De vosotros los jóvenes,
espero no menos cosas grandes de las que realizaron vuestros antepasados.
Os entrego una herencia grandiosa: sostenedla.

Amparad ese río de sangre
sujetad con segura mano el tronco de caballos viejísimos,
pero aún poderosos,
que arrastran con pujanza el fardo de los siglos pasados.

Nosotros somos estos,
que aquí estamos reunidos,
y los demás no importan.
Tú, piedra, hijo de Pedro,
nieto de piedra,
y biznieto de Pedro,
esfuérzate para ser siempre piedra mientras vivas
(..)

A tí mi leal amigo,
compañero de armas, escudero,
sostén de nuesta gloria, jóven alférez de mis escuadrones
de arcángeles vestidos de aceituna
sé que o es necesario amonestarte:
con seguir siendo fuego y hierro basta.
(...)

Si alguno de vosotros pensase
yo le diría: no pienses.
Pero no es necesario
Seguid así hijos mío,
y yo os prometo paz y patria feliz,
orden, silencio.

Y me enseñó también mi poeta vivo, que un poema era lo que yo quisiera:

Esto es un poema.

Aquí está permitido fijar carteles,tirar escombros, hacer aguas y escribir frases como:

marica el que lo lea,
amo a Irma,
Muera el (silencio),
Arena gratis,
asesinos...

Esto es un poema.
Mantén sucia la estrofa.
Escupe dentro.

Y no podría parar de escribiros versos, de éste, mi poeta vivo para siempre. Adiós poeta.

2 de enero de 2008

...Y poco más que decirte

Compañera usted sabe que puede contar conmigo
no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo.

Mario Benedetti

14 de diciembre de 2007

Look like nothing's gonna change

Everything still remains the same

(Parece que nada va a cambiar, todavía, todo sigue igual)

En plenas puertas de Navidad, yo, que soy de las que se aferra a que "cualquier tiempo pasado fue mejor", os dedico esta postalita de nuestro paso por la tacita. Qué quereis que os diga...ya esta todo dicho, nos vemos el jueves y os lo repito: OS ECHO DE MENOS. Feliz Navidad REPERWAS!

17 de noviembre de 2007

La Carta a María de Pérez Reverte

Por aquellos años yo me llamaba María, tenía menos de catorce años y preguntaba cosas para las que no había respuesta. Y no es que fuese yo una incómoda niña adelantada a mi edad, una niña de esas de preguntas incómodas... pero, preguntaba cosas sin respuesta. Casi como ahora sino que ahora me ahorro alzar la voz y me quedo con la inrtriga porque total...nadie va a contestarme.

El caso es que aquel día, aquel hombre calvo que nosdaba plástica de once a doce nos mandó traer de casa una revista para recortar imágenes de colores. Buscando colores estaba yo, entretenida en mi tarea cuando me lo encontré: CARTA A MARÍA decía el artículo, y sonreí porque vi mi nombre y porque quise leer la primera frase a ver si decía algo que tenía que ver conmigo. Y dejé la tijera azul en la mesa y me acerqué más a aquel papel “Tienes catorce años y preguntas cosas para las que no tengo respuesta. Entre otras cosas porque casi nunca hay respuestas para todo”. Así me habló Pérez Reverte a mis años. Así de duro. Y continúo "...yo sólo puedo escribirte que no hay varitas mágicas ni ábrete sésamos...”

Y yo, que entonces vivía en un castillo y tenía una corona para mi sola, yo que siempre había sido princesa...me convertí a la república. Pérez Reverte me escribió el prólogo del libro que todavía no he empezado: la vida. Si tienen tiempo, lean el artículo completo que adjunto abajo, si no lo tienen, búsquenlo porque no tiene desperdicio. Literatura, arte, historia, idiomas, viajes ...todo lo que le queda a cualquier María de catorce años por vivir.

El recorte ha viajado y me ha acompañado en todos mis pisos de estudiante, primero estuvo en un corcho con chinchetas, luego debajo del cristal de mi escritorio, otra vez en una pared y ahora quiero compartirlo. Aunque no puedo elegir ni quedarme con ninguna parte en concreto porque ya es como de la familia, hay algo que es la clave de todo el texto y que resume lo que quiso decirle a aquella María "...de lo que sí estoy seguro es de que no hay mejor vacuna que el conocimiento (...)no soluciona casi nada pero ayuda a comprender, a asumir, sin caer en el embrutecimiento, o en la resignación."


Es sólo eso, si nadie va a contestarnos nunca, que alguien o algo no ayude al menos a comprender...


CARTA A MARÍA

Arturo Pérez-Reverte

Tienes catorce años y preguntas cosas para las que no tengo respuesta. Entre otras razones, porque nunca hay respuestas para todo. Y además, he pasado la vida echando la pota mientras oía a demasiados apóstoles de vía estrecha, visionarios y sinvergüenzas que decían tener la verdad sentada en el hombro. Yo sólo puedo escribirte que no hay varitas mágicas, ni ábrete sésamos. Esos son cuentos chinos. De lo que sí estoy seguro es de que no hay mejor vacuna que el conocimiento. Me refiero a la cultura, en el sentido amplio y generoso del término: no soluciona casi nada, pero ayuda a comprender, a asumir, sin caer en el embrutecimiento, o en la resignación. Con ello quiero sugerirte que leas, que viajes, y que mires. Fíjate bien. Eres el último eslabón de una cadena maravillosa que tiene diez mil años de historia; de una cultura originalmente mediterránea que arranca de la Biblia, Egipto y la Grecia clásica, que luego se hace romana y fertiliza al occidente que hoy llamamos Europa. Una cultura que se mezcla con otras a medida que se extiende, que se impregna de Islam hasta florecer en la latinidad cristiana medieval y el Renacimiento, y luego viaja a América en naves españolas para retornar enriquecida por ese nuevo y vigoroso mestizaje, antes de volverse Ilustración, o fiesta de las ideas, y ochocentismo de revoluciones y esperanzas. 0 sea, que no naciste ayer. Para conocerte, para comprender, lee al menos lo básico. Estudia la Mitología, y también a Homero, y a Virgilio, y las historias del mundo antiguo que sentó las bases políticas e intelectuales de éste. Conoce al menos el alfabeto griego y un vocabulario básico. Estudia latín si puedes, aunque sólo sea un año o dos, para tener la base, la madre, del universo en que te mueves. Da igual que te gusten las ciencias: ten presente -como siempre recuerda Pepe Perona, mi amigo el maestro de Gramática-, que Newton escribió en latín sus Principia Mathematica, y que hasta Descartes toda la ciencia europea se escribió en esa lengua. Debes hablar inglés y francés por lo menos, chapurrear un poco de italiano, y que el estudio del gallego, del euskera, del catalán, que tal vez sean tus hermosas y necesarias lenguas maternas, no te impida nunca dominar a la perfección ese eficaz y bellísimo instrumento al que aquí llamamos castellano y en todo el mundo, América incluida, conocen como español. Para ello, lee como mínimo a Quevedo y a Cervantes, échale un vistazo al teatro y la poesía M siglo de Oro, conoce a Moratín, que era madrileño, a Galdós, que era canario, a Valle-Inclán, que era gallego, a Pío Baroja, que era vasco. Rastrea sus textos y encontrarás etimologías, aportaciones de todas las lenguas españolas además de las clásicas y semíticas. Con algunos de ellos también aprenderás fácilmente Historia, y eso te llevará a Polibio, Herodoto, Suetonio, Tácito, Muntaner, Moncada, Bernal Díaz del Castillo, Gibbon, Menéndez Pida¡, Elliot, Fernández Álvarez, Kamen y a tantos otros. Ponlos a todos en buena compañía con Dante, Shakespeare, Voltaire, Dickens, Stendhal, Dostoievski, Tolstoi, Melville, Mann. No olvides el Nuevo Testamento, y recuerda que en el principio fue la Biblia, y que toda la historia de la Filosofía no es, en cierto modo, sino notas a pie de página a las obras de Platón y Aristóteles. Viaja, y hazlo con esos libros en la intención, en la memoria y en la mochila. Verás qué pocos fanatismos e ignorancias de pueblo y cabra de campanario sobreviven a una visita paciente a El Escorial, a una mañana en el museo del Prado, a un paseo por los barrios viejos de Sevilla, a una cerveza bajo el acueducto de Segovia. Llégate a la Costa de la Muerte y mira morir el sol como lo veían los antiguos celtas del Finis Terrae. Tapea en el casco viejo de San Sebastián mientras consideras la posibilidad de que parte del castellano pudo nacer del intento vasco por hablar latín. Observa desde las ruinas romanas de Tarragona el mar por el que vinieron las legiones y los dioses, intuye en Extremadura por qué sus hombres se fueron a conquistar América, sigue al Cid desde la catedral de Burgos a las murallas de Valencia, a los moriscos y sefardíes en su triste y dilatado exilio. En Granada, Córdoba, Melilla, convéncete de que el moro de la patera nunca será extranjero para ti. Y sitúa todo eso en un marco general, que también es tuyo, visitando el Coliseo de Roma, la catedral de Estrasburgo, Lisboa, el Vaticano, el monte San Michel. Tómate un café en Viena y en París, mira los museos de Londres, descubre una etimología almogávar en el bazar de Estambul o una palabra hispana en un restaurante de Nueva York, lee a Borges en la Recoleta de Buenos Aires, sube a las pirámides de Egipto y a las mejicanas de Teotihuacan. Si haces todo eso -o al menos sueñas con hacerlo-, conocerás la única patria que de verdad vale la pena.