Es difícil de explicar pero existe gente pequeña que es grande,y esta noche, para complicarlo un poquito más, existe gente pequeña que se hace mayor.
Esta es su entrada para felicitarlo a él y a quienes tienen la culpa de que sea tan grande. Un día en un espacio como este, le comenté a una amiga que estaba entrenada para endulzar. Fernando está entrenado para ser feliz y lo hace tan bien que debería dedicarse a ello toda su vida.
Por eso, decirle a él felicidades es una redundancia, igual que decirle que se hace grande…
28 de junio de 2011
26 de junio de 2011
La cabeza alta
Llevar la cabeza alta no es solo una actitud. La cabeza, la cara alta, es un valor. Antes no lo comprendía. Cuando me lo enseñaron, no lo entendía. Pero ahora comprendo y llevo con orgullo haber sido leal, no haber fallado yo, no haber mentido yo, no haber jugado sucio yo.
En el papel de me la han vuelto a jugar, una se siente como pez en el agua y hasta puede sonreír y alegrarse sabiendo que dondequiera que vaya y dondequiera que esté podrá sentir que lleva la carita alta.
Y no es del todo simbología,no. Sentirse así, espiga el cuello y dibuja una sonrisa de vencedora que no se borra jamás.
Mala suerte no, buena suerte.
En el papel de me la han vuelto a jugar, una se siente como pez en el agua y hasta puede sonreír y alegrarse sabiendo que dondequiera que vaya y dondequiera que esté podrá sentir que lleva la carita alta.
Y no es del todo simbología,no. Sentirse así, espiga el cuello y dibuja una sonrisa de vencedora que no se borra jamás.
Mala suerte no, buena suerte.
23 de junio de 2011
Maribel
Lo hacía tan bien que convertía los pasillos en metáforas. Maribel leía en voz alta casi cada mañana. Antes de hacerlo levantaba las persianas y a la clase entera se nos veteaba el corazón de sol y de literatura.
Y entonces pasaba que Melibea, o la tal desheredada entraban por aquellas puertas verdes y hablaban. Cuando no, venía un preso político desde Orihuela y nos traía nanas de la cebolla.
Y al tiempo, venía a mi misma mesa a apoyarse cansado, el marido de una mujer moribunda y por la ventana le cantaba a un olmo viejo hendido por el rayo, buscando esperanza.
Y todo lo traía ella. Ella sola. Levantaba con aquellos ojos y aquellas voces el telón y empezaba la función.
Todo lo que fui y lo que soy cuando escribo nació en una clase suya.
Y entonces pasaba que Melibea, o la tal desheredada entraban por aquellas puertas verdes y hablaban. Cuando no, venía un preso político desde Orihuela y nos traía nanas de la cebolla.
Y al tiempo, venía a mi misma mesa a apoyarse cansado, el marido de una mujer moribunda y por la ventana le cantaba a un olmo viejo hendido por el rayo, buscando esperanza.
Y todo lo traía ella. Ella sola. Levantaba con aquellos ojos y aquellas voces el telón y empezaba la función.
Todo lo que fui y lo que soy cuando escribo nació en una clase suya.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)