"ESTE OFICIO NO ES PARA COBARDES"
La gente tiene una idea muy equivocada de los poetas. Un poeta no es una damisela asustadiza que se pasa la vida oliendo flores y soltando remilgos de monja o flatulencias sentimentales. Un poeta es un peligro público. Me refiero a los poetas de verdad, claro está, no a los meros versificadores o a los trileros que expenden logomaquias. ¿Que cómo se reconoce un poeta de verdad? Nada más fácil: un poeta de verdad es aquel que se juega el pellejo en cada uno de los poemas que escribe, lo cual significa que no hay nadie tan valiente (o tan temerario) como un poeta de verdad, quizá porque tampoco hay nadie tan vulnerable... El poeta de verdad está siempre en paz con los demás y en guerra consigo mismo, o en guerra consigo mismo y también con los demás... Por lo demás tampoco sé si son buenos o malos, y la verdad es que me importa un rábano; lo que sé es que son necesarios, que es lo que tienen que ser los poetas.
Sigue el texto en Javier Cercas El País Semanal, nº 1529, Domingo 15 de enero de 2006
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