10 de noviembre de 2010

Si yo pudiera, si yo supiera cantarte...

A veces el final es solo el principio. Así nació este blog, cuando el final de la carrera era solo el principio de lo que qedaba por venir. Los periodistas también lloraban entonces, porque era el final, y yo pensaba más en una despedida que en otra cosa, pero mira por donde: era una bienvenida.
Él acaba de despedirse hace muy poquito, pero no de cinco años de facultad sino de 30 años de cole. El maestro se jubila. Y lo hace a lo grande, de la mejor manera: con la mejor compañía, con la mejor de las compañeras.
El maestro, mi maestro, el maestro de mi casa deja el oficio y yo todavía no le he regalado nada. El colegio de la playa se queda huérfano -que yo lo sé- pero mi casa brilla ahora más nunca. La vida es ahora tuya desde por la mañana temprano, que seas muy feliz, papá.
(me cuesta la misma vida ponerte una sóla canción -aún con todas éstas, me faltan muchas...)

1 comentario:

José dijo...

Gracias cariño. Es el mejor regalo que he recibido. Es auténtico, la música apropiada, verdadera y sentida. Así eres tú.