Él acaba de despedirse hace muy poquito, pero no de cinco años de facultad sino de 30 años de cole. El maestro se jubila. Y lo hace a lo grande, de la mejor manera: con la mejor compañía, con la mejor de las compañeras.
El maestro, mi maestro, el maestro de mi casa deja el oficio y yo todavía no le he regalado nada. El colegio de la playa se queda huérfano -que yo lo sé- pero mi casa brilla ahora más nunca. La vida es ahora tuya desde por la mañana temprano, que seas muy feliz, papá.
(me cuesta la misma vida ponerte una sóla canción -aún con todas éstas, me faltan muchas...)