26 de octubre de 2010

El Bar Roma


Hay un lugar en Sevilla donde las mesas chispean al roce del sol, como aquellos zapatos. En pleno San Vicente de Paúl, donde todo huele a Triana, de pronto, está el Bar Roma.

Pero solamente el nombre tiene aires italianos porque ni se come pasta ni los manteles son de cuadritos rojos. Todo lo contrario. Los cuencos de salmorejo salen, cada medio día de esa cocina, a espuertas. Abierto todo el año, a casi todas las horas: abuelo, padre e hijo regentan su bar. Tres generaciones de paellas, tortillas de patatas y revueltos de escombros.

En el Bar Roma se llega y se pega. Al momento de sentarse uno, le llega una carta, y al momentito, la bebida y a poco que te decidas por solomillos, dátiles con bacon o berenjenas rellenas…ya está ahí la comida.

Y en ese mientras, familias, trabajadores y ejecutivos van llegando y pegando casi a la par que tú. Levantando un poco el brazo –como se hacen las cosas aquí- llega la cuenta-y ni llegan los 10 euros por persona.

No hace mucho, lo han reformado y han engalanado las paredes de fotografías en blanco y negro y de pinturas de Triana, eso sí, de Roma, ni rastro.

2 comentarios:

Alisa dijo...

No sabes cuánto me alegro de que hayas vuelto :)

María Arriaza dijo...

Mira quien es...pero tú cómo ves estas cosas tan rápido? Yo si que me alegro de esto.